4 de agosto de 2010

Pérdida de biodiversidad

- - - Servicio Informativo "Alai-amlatina" - - -

No se cumplen los compromisos y la situación empeora

Soledad Ghione*


ALAI AMLATINA, 04/08/02010.- A medida que la atención se concentra más y más en los temas ambientales globales, como el cambio climático, se olvidan problemas locales como la alarmante pérdida de biodiversidad. Los gobiernos no lograrán cumplir su promesa de llegar a 2010 con una reducción significativa de la pérdida de diversidad biológica. Esto lo acaba de reconocer el Centro de Monitoreo para la Conservación Mundial, dependiente de Naciones Unidas y la noticia no generó ningún escándalo, sino que pasó desapercibida.

En efecto, los países firmantes del Convenio sobre la Diversidad Biológica acordaron en 2002 que debían lograr una significativa reducción en el ritmo de pérdida de biodiversidad para el año 2010 – el año internacional de la diversidad biológica.

La reciente evaluación de esa meta, encabezada por el Dr. Stuart H. M. Butchart, del Centro de Monitoreo para la Conservación Mundial del PNUMA (Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente), se basó en una serie de indicadores, tales como la apropiación de recursos naturales, el número de especies amenazadas, la cobertura de áreas protegidas, la extensión de bosques tropicales y manglares y el estado de los arrecifes de coral. El período que consideraron fue amplio: de 1970 a 2006.

Los resultados son concluyentes en demostrar que la biodiversidad ha declinado durante las últimas cuatro décadas. Esta disminución se observó en distintos grupos animales, como mamíferos o aves. Se redujo la extensión de los bosques y los manglares y se deterioran las condiciones marinas, por ejemplo en las zonas con arrecifes de coral. Las tendencias agregadas de los indicadores de estado también han empeorado. En ningún caso se identificaron reducciones en cuanto a los ritmos de pérdidas.

La información parcial disponible también apunta a que los ambientes naturales se subdividen y fragmentan, con lo cual su calidad como reservorio de fauna y flora se deteriora. Por ejemplo, en el caso de la Selva Atlántica en Brasil, que en el pasado fue el segundo bosque más extenso en América del Sur y del cual sólo se conserva aproximadamente el 10%, ha quedado fragmentado en parcelas diminutas (el 80% de los remanentes tienen una extensión menor a 0.5 km2).

El estudio muestra además el agravamiento de otros procesos, como un mayor consumo de los bienes que producen los ecosistemas o la invasión de especies exóticas que desplazan a las nativas. En ningún caso se identificaron reducciones en las presiones sobre los ecosistemas.

Esta evaluación no desconoce algunos avances y tendencias positivas, como un aumento en la cobertura de las áreas protegidas, la inclusión bajo protección de nuevos sitios clave para la biodiversidad o el aumento de la superficie de bosques manejados en forma sostenible (1.6 millones de km2).

Sin embargo, el balance final indica que a escala global es altamente improbable que se hayan cumplido los objetivos de conservación fijados para 2010. Los esfuerzos realizados para conservar la biodiversidad, claramente han sido inadecuados, con un desfasaje importante entre las crecientes presiones humanas y una serie de respuestas lentas e insuficientes.

Estos resultados son consistentes con la evaluación preliminar de la situación ambiental sudamericana, dada a conocer recientemente por CLAES, donde se alerta que el resultado final entre las presiones y los usos de la Naturaleza, y las medidas de conservación es un continuo aumento del deterioro ecológico.

Esta grave situación está pasando desapercibida en tanto la discusión latinoamericana en temas ambientales está cada día más absorbida por los temas del cambio climático global. Es necesario alertar sobre estas tendencias y redoblar los esfuerzos para que los gobiernos y las sociedades, promuevan medidas más efectivas de conservación, se incluya realmente esa dimensión en las estrategias de desarrollo y se le otorgue el financiamiento y respaldo indispensable para cumplir con los compromisos asumidos años atrás.

- Soledad Ghione es investigadora en CLAES (Centro Latino Americano Ecología Social) –



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