18 de diciembre de 2009

El presidente iraní culpa del cambio climático al "materialismo insaciable" de Occidente

Copenhague, 17 dic (EFE).- El presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, culpó hoy en Copenhague a las potencias occidentales de haber causado el cambio climático mediante el "materialismo insaciable" del modelo capitalista.

Ahmadineyad intervino en el segmento de alto nivel de la cumbre de la ONU del Cambio Climático, que reunirá hasta mañana a 119 jefes de Estado y de Gobierno, y aprovechó para insistir en sus arengas contra la política exterior de EEUU.

Afirmó que el calentamiento global es resultado de "las creencias egoístas y megalómanas" de "algunos países" que "buscan controlar la riqueza de recursos" de otros.

Indicó que la "ambición por el control de las fuentes energéticas" es "la causa de las guerras" y añadió que el petróleo es "un componente básico de la estrategia de seguridad de la política exterior de EEUU".

El presidente iraní admitió que una de las causas del calentamiento global es el consumo de petróleo -uno de los principales recursos de su país-, pero atribuyó la responsabilidad de su uso al "capitalismo" que, para sobrevivir, necesita "emplear combustible barato y destruir la Naturaleza".

Acusó a Washington de querer "dominar fuentes energéticas" en el extranjero, de ahí que pese a contar sólo con el 5% de la población mundial, EEUU consuma el 25% del petróleo mundial, el 18% de la madera y el 14% del agua y posea el 40% de los vehículos de motor.

Señaló que el modelo capitalista se centra en el "constante incremento de consumo", lo que permite aumentar "la riqueza y la influencia de las grandes empresas", cuyo interés "individual" pasa por "monopolizar los mercados".

Apuntó que EEUU "fomenta" el consumo de combustibles fósiles al tiempo que "evita aceptar obligaciones internacionales" de reducción de gases de efecto invernadero.

14 de diciembre de 2009

DECLARACIÓN DE ALBA SOBRE CAMBIO CLIMÁTICO

La Habana,14 dic (PL) A continuación, Prensa Latina transmite el texto completo de la Declaración Especial sobre Cambio Climático aprobada en la VIII Cumbre de Jefes de Estado y Gobierno de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA)con miras a la XV Conferencia de las Partes a celebrarse en Copenhague:

  1) Los Jefes de Estado y de Gobierno de los países miembros de la Alianza Bolivariana para los pueblos de nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos, reunidos en su VIII Cumbre, celebrada en La Habana, Cuba, del 13 al 14 de diciembre de 2009, convinieron reafirmar la Declaración Especial sobre Cambio Climático adoptada en la VII Cumbre del ALBA-TCP, efectuada en Cochabamba, Bolivia, el 17 de octubre de 2009.

2) Observaron con profunda preocupación que el estado de las negociaciones previas a la XV Conferencia de las Partes demuestra que los países desarrollados, principales responsables del cambio climático y de sus impactos adversos, no tienen la intención de alcanzar resultados justos y balanceados en Copenhague, tras casi tres años de negociaciones para la adopción del segundo periodo de compromisos de reducción de gases de efecto invernadero de los países desarrollados, bajo el marco del Protocolo de Kyoto, y tras dos años de negociación en el grupo de trabajo sobre cooperación a largo alcance para un acuerdo de la conferencia de las partes que permita una aplicación plena, efectiva y sostenible de la Convención, en total conformidad con sus principios y compromisos.

3) Deploraron que los países desarrollados hayan encaminado sus esfuerzos a alterar y quebrantar los principios y compromisos del régimen legal vigente, con el objetivo de perpetuar sus patrones de producción y consumo insostenibles, y la dependencia y marginación de los países en desarrollo, al intentar desplazar la carga que representan la mitigación y la adaptación a dichos países.

4) Reafirmaron, en ese contexto, que la intención por parte de los países desarrollados de imponer un acuerdo político que condene al 80 por ciento de la población mundial a vivir en el subdesarrollo y la pobreza, resulta inaceptable, no pueden ser una opción política y ha constituido un serio obstáculo para alcanzar un resultado justo y equitativo en Copenhague.

5) Ratificaron que la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático y su Protocolo de Kyoto representan el régimen jurídico vinculante vigente que norma la respuesta y la cooperación internacional para el enfrentamiento al calentamiento global, como resultado del consenso alcanzado por la comunidad internacional para encarar lo que representa uno de los problemas más graves que amenazan a la humanidad y a la propia vida y existencia de algunas naciones en vías de desarrollo.

6) Rechazaron categóricamente los intentos de hacer fenecer esto instrumentos, anularlos o sustituirlos por nuevos acuerdos que erosionen o alteren las obligaciones jurídicamente vinculantes que en ellos contrajeron.

7) Constataron, un vez más, que la crisis ambiental resultante del incremento de las temperaturas en la atmósfera es consecuencia del sistema capitalista, del prolongado e insostenible patrón de producción y de consumo de los países desarrollados, de la aplicación e imposición al resto del mundo de un modelo de desarrollo absolutamente depredador, y de la falta de voluntad política para el cumplimiento pleno y efectivo de los compromisos y obligaciones previstas en la Convención y el Protocolo de Kyoto.

8) Subrayaron que los países desarrollados, que comprenden solamente el 20% de la población mundial, contrajeron una deuda climática con los países en desarrollo, las futuras generaciones y la Madre Tierra, al sobre consumir el espacio atmosférico y al haber generado aproximadamente tres cuartas partes de las emisiones históricas mundiales.

9) Reconocieron que para lograr el objetivo de estabilizar las concentraciones de gases de efecto invernadero (GEI) en la atmósfera a un nivel que prevenga una interferencia peligrosa en el sistema climático, los países Anexo 1 deben volver a las concentraciones de gases de efecto invernadero muy por debajo de 300 ppm de GEI, con el propósito de retornar a temperaturas lo más cercanas posibles a los niveles preindustriales.

10) Destacaron que esta deuda climática en el marco más amplio de la deuda ecológica comprende tanto una deuda de emisiones como una deuda de adaptación, que debe ser honrada por los países desarrollados a través de:

a) Compromisos vinculantes de reducciones domésticas sustanciales y reabsorción de emisiones de gases de efecto invernadero de tal forma que se garantice el derecho al desarrollo de los países en vías de desarrollo.

b) Cumplimiento de sus compromisos de transferencia efectiva de tecnología, asegurando que sea accesible, asequible, adaptable y eliminando todas las barreras relacionadas con los derechos de propiedad intelectual, para que los países del Sur puedan emprender un proceso de desarrollo que no siga los patrones de consumo y contaminación del Norte.

c) Cumplimiento y garantías en la provisión efectiva de recursos financieros públicos adicionales, adecuados, previsibles y sostenibles, enfatizando que los requerimientos para la adaptación de los países en desarrollo se han incrementado como consecuencia de la crisis climática. Para evitar una catástrofe climática mayor, los países desarrollados deben proveer del 6% por ciento de su GDP a favor de los países en desarrollo haciendo una contribución medible (notificable y verificable) hacia el pago total de su deuda climática.

11) Resaltaron que para lograr la aplicación efectiva de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático y del Protocolo de Kyoto se deben los órganos competentes para la adaptación, transferencia de tecnología y desarrollo de capacidades, así como mecanismos financieros mejorados.

12) Rechazaron categóricamente los intentos de traspasar responsabilidades de mitigación a los países en desarrollo, así como el establecimiento de condicionalidades para la transferencia de recursos financieros y tecnológicos para combatir el cambio climático, y exigieron que se respete el derecho al desarrollo sostenible de estos países, en un ambiente sano, ecológicamente equilibrado, y con el espacio atmosférico requerido.

13) Destacaron que los países desarrollados intentan desconocer esta deuda climática, que es la expresión concreta de su responsabilidad histórica en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático y del Protocolo de Kyoto y que, por ello, están promoviendo un nuevo acuerdo donde su culpabilidad no quede en evidencia.

14) Enfatizaron la necesidad de cambiar los patrones de consumo y estilos de vida en los países desarrollados y de reformar el sistema económico, comercial y financiero internacional.

15) Rechazaron las soluciones de mercado y la venta de bonos de carbono para resolver los problemas del cambio climático, porque ellas se inscriben en la misma lógica que provocó el estallido de la más grave crisis económica y financiera global después de la Gran Depresión, que generó millones de desempleados y agravó la pobreza y la crisis alimentaria de los países en desarrollo. Asimismo, destacaron que los mercados de carbono permiten a aquellos que causaron el cambio climático seguir contaminando, mientras que la carga de la reducción de las emisiones se traspasa a los países en desarrollo.

16) Manifestaron que la necesidad de proveer a los países en desarrollo con recursos financieros adecuados para atender la totalidad de los gastos adicionales generados por los impactos del cambio climático, no es un asunto de mercado, sino una obligación legal y moral, derivada de los compromisos asumidos por los países desarrollados bajo la Convención.

17) Alertaron que los intentos de los países desarrollados de impulsar la adopción de un acuerdo que viola los principios de responsabilidad histórica, de equidad y responsabilidades comunes pero diferenciadas, atenta contra el derecho al desarrollo de los países en vías de desarrollo y representa una grave afectación de los derechos de la Madre Tierra.

18) Ratificaron su voluntad de trabajar desde posiciones cohesionadas para participar y contribuir de manera constructiva a las deliberaciones de Copenhague y cualquier proceso ulterior, con el fin de llegar a un resultado justo, balanceado y equitativo que permita alcanzar el objetivo primero de la Convención en plena concordancia con sus principios y compromisos.

19) Demandaron enfáticamente a los países desarrollados para que, de manera efectiva y convincente, demuestren su voluntad política de cumplir plenamente sus obligaciones actuales y futuras, mediante compromisos serios, ambiciosos y comparables bajo la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático y del Protocolo de Kyoto.

20) Reconocieron que las medidas voluntarias orientadas a la mitigación, alternativas a las tradicionales de mercado, adoptadas por algunos de los países miembros de la ALBA, deben ser reconocidas, compensadas financieramente y promovidas a nivel mundial. Particularmente, reconocieron y apoyaron la iniciativa del Ecuador denominada Yasuní-ITT, como innovadora y vanguardista en el enfrentamiento del problema del cambio climático.

21) Reafirmaron que la posición de los países de la ALBA sobre cambio climático, refleja una concepción del desarrollo no basada en la mercantilización de la naturaleza, sino guiada por el paradigma del Buen Vivir, que supone relaciones de armonía y respeto con la naturaleza y con los demás.

ÁFRICA ES LA GRAN VÍCTIMA!

Representantes africanos en Copenhague anuncian que su continente padecerá 150% más que el resto del planeta los estragos del cambio climático, pese a la indiferencia de las potencias.

Los representantes africanos en la conferencia de Copenhague sobre el clima son quienes mejor avizoran los devastadores efectos para su continente si no se llega a un acuerdo de mitigación para después de 2012.

Desde el comienzo de la 15 Conferencia de las Partes de la Convención Marco de la ONU sobre Cambio Climático el lunes, la delegación africana propuso objetivos ambiciosos, tomados de la reunión preparatoria realizada en noviembre en Barcelona.

Los representantes y delegados de los países procurarán fijar objetivos más drásticos en materia de reducción de emisiones de gases invernadero, causantes del recalentamiento planetario para los países en desarrollo y otros más para los no signatarios del Protocolo de Kioto, cuyas metas fueron establecidas hasta 2012.

El Protocolo, firmado en 1997 y en vigor desde 2005, obliga a los 37 países industriales que lo ratificaron a reducir sus emisiones para 2012 a volúmenes 5.2% inferiores a los de 1990.

“África reclama a las naciones industrializadas más de 5% al año, del producto interno bruto de cada uno por su deuda histórica y seguir causando daño”, dijo a la agencia IPS el presidente del Grupo de los 77 (G-77), países en desarrollo, Lumumba Di-Aping. “Hablamos de unos dos billones de dólares al año hasta 2050 para adaptación, mitigación y transferencia tecnológica”, precisó.

“No creemos que sea una gran suma de dinero, pues EU destinó 2.2 billones de dólares para salvar a Wall Street”, añadió, en alusión a la compra del paquete accionario de empresas privadas en dificultades a raíz de la crisis financiera iniciada el año pasado en ese país. Lumumba Di-Aping reclamó una considerable reducción de emisiones.

“Muchos países no quieren que las temperaturas aumenten más de 1.5 grados”, lamentó. Su posición prefigura la que planteó Tuvalu en una controvertida propuesta presentada antes del comienzo de la cumbre, que terminará el 18 de este mes.

Los países industrializados, así como Brasil, China, India y Sudáfrica, los que presentaron un documento conjunto, son reacios a considerar siquiera trabajar en ese contexto, y prefieren discutir medidas para mantener el recalentamiento global por debajo de dos grados.

“Pero el cambio climático golpeará a África 150% por encima del promedio mundial”, advirtió Lumumba. “Sufriremos los efectos de un aumento de tres grados o más, nos empujan hacia una injusticia. No aceptaremos que maten a nuestra gente”, aseguró al ser consultado por el tipo de respuestas que sus asombrosos reclamos recibirán del resto de los países.

El grupo africano asumió un gran desafío al llevar una posición en bloque a Copenhague. Además, será más difícil mantener la solidaridad del bloque integrado por el G-77 y China.

“Por ahora no se acordó nada”, dijo Bisi Tapere, negociadora de la delegación nigeriana, refiriéndose a una resolución conjunta. “A veces tenemos que aceptar el disenso, tendremos que ponernos de acuerdo”, añadió.

Las diversas necesidades de los países africanos no necesariamente ponen en peligro la unidad, ni siquiera para su país, el segundo exportador de crudo del continente que podría perder fondos por la reducción de emisiones de los combustibles fósiles, dijo la negociadora nigeriana.

“Si África está unida, al final será mejor para nosotros. Nigeria no tendrá que salir a luchar por su cuenta, peleamos de forma colectiva, como continente. Nuestra voz fue escuchada y lo será aún más, nos quedan duros golpes para dar”, añadió.

Las señales que aparecen a medida que avanzan las negociaciones son preocupantes. El rumor de una posible fisura en el grupo africano llevó a cancelar varias conferencias de prensa, lo que indica las dificultades que tienen para llegar a un acuerdo.

Los países africanos más pobres desecharon un documento danés con compromisos vinculantes para las economías emergentes que se había filtrado a la prensa el miércoles pasado y apoyaron con fuerza la propuesta de Tuvalu. Estados clave como China e India se negaron tan siquiera a considerarla.

En los pasillos de la conferencia danesa se presume ya que será muy difícil lograr un documento jurídicamente vinculante por las diferencias entre países industrializados y en desarrollo, en especial porque los primeros se niegan a firmar un protocolo como el de Kioto, que los obliga a reducir las emisiones hasta 2020 y 2050 con cantidades claras y definidas.

“Vamos a escuchar lo que tengan para decir y presentaremos nuestros argumentos. Pero si no va para ningún lado, no dudaremos en levantarnos y marcharnos”, dijo Lumumba, lo que ya hicieron en la conferencia climática de Barcelona.

¿Y qué pasa si nadie escucha lo que dice África?
“Muy simple, entonces sabremos por qué nos morimos”, respondió tras una pausa.

La postura latinoamericana en Copenhague

Por Daniela Estrada y Raúl Pierri
Los gobiernos de América Latina llegan a la Cop15 reclamando un pacto agresivo y obligatorio para luchar contra el cambio climático, y con diferencias menores en otras prioridades.
Lunes 14 de diciembre de 2009 | | Vida Hoy
 
América Latina llega a Copenhague con la intención de que el norte rico pague su deuda climática obligándose a reducir gases contaminantes y proveyendo recursos al sur en desarrollo. Pero, ante los riesgos de que esta estrategia fracase, nadie descarta aceptar al menos compromisos políticos.

Todo se dirimirá en la XV Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (Cop15), que desarrolla desde el 7 hasta el 18 de este mes en la capital danesa.

En la “cumbre del clima” se debería adoptar un nuevo régimen de reducción de emisiones más allá de 2012, cuando venza el Protocolo de Kioto, en vigor desde 2005, pero que no establece disminuciones obligatorias de GEI a los países en desarrollo.

América Latina en su conjunto es responsable de apenas 5% de las emisiones de dióxido de carbono, uno de los principales gases causantes del recalentamiento planetario, pero es una de las regiones más vulnerables al cambio climático.

La región ya experimenta sequías, inundaciones, derretimiento de glaciares, aumentos de temperaturas, nuevas plagas agrícolas y enfermedades, como detalla el Primer Informe Regional sobre Cambio Climático, publicado en noviembre en base a consultas con 23 especialistas latinoamericanos.

“Todos los países de América Latina y el Caribe, incluido Chile, estamos buscando un acuerdo jurídicamente vinculante”, dijo el director ejecutivo de la Comisión Nacional del Medio Ambiente de Chile, Álvaro Sapag, quien integra la delegación nacional en Copenhague.

“En el estado actual de la discusión, pensando que estos acuerdos deben construirse por consensos, probablemente no vamos a salir de Copenhague con un texto jurídicamente vinculante que puedan firmar los jefes de Estado”, acotó.

El secretario (ministro) de Medio Ambiente de México, Juan Elvira, comparte esta percepción. “Iríamos por un acuerdo legal, con metas muy bien definidas, pero no descartamos como última línea de negociación un acuerdo político”, planteó.

Sapag espera al menos “un acuerdo político robusto, que permita en un período corto afinar los detalles para tener otro jurídicamente vinculante”, posiblemente en la Cop16 de diciembre de 2010 en México.

Grupo de los 77

Varios países latinoamericanos adelantaron que en la Cop15 se mantendrán en las posturas del Grupo de los 77 y China (G-77), integrado por 130 naciones en desarrollo.

El G-77 insiste en la primacía del principio de las “responsabilidades comunes, pero diferenciadas”, consagrado en la Convención y en el Protocolo, y que implica dejar el mayor peso de la mitigación a las naciones ricas, principales emisoras de gases contaminantes en la era industrial.

Además, este grupo negociador exige al norte que contribuya con financiamiento y tecnología.

Pero la postura de América Latina no es monolítica.


“Yo diría que hay una opinión única en ciertos temas, como las ‘responsabilidades comunes, pero diferenciadas’ y en la necesidad de muchos recursos para mitigación y adaptación en los países en desarrollo y la responsabilidad histórica” de las naciones industriales, resumió Sapag.

Los gobiernos de la región están alerta ante el riesgo de que, por cuenta del cambio climático, se erijan barreras a la exportación de sus productos.

“Hay países de América Latina que no aceptan instrumentos de mercado como una herramienta que contribuya a la reducción de gases de efecto invernadero, mientras que otros los aceptan. Algunos quieren que todas las acciones sean reportables, medibles y verificables, y otros que sólo sean voluntarias para los países en desarrollo”, describió.

México, que arroja a la atmósfera 715 millones de toneladas anuales de dióxido de carbono, pretende bajar voluntariamente 50 millones de toneladas para 2012, aunque aclaró que asumiría una disminución obligatoria a largo plazo sólo si recibe fondos y tecnología.

Argentina propone dos juntas ejecutivas que tengan asociados fondos públicos de países industrializados que se integren con un porcentaje del producto interno bruto, que puede oscilar entre 0,5 y 1%.

Buenos Aires también ha insistido en la necesidad de “una transición justa” en el desarrollo sustentable para que la reducción de emisiones no implique impacto en el empleo.

Mientras, Venezuela parece mostrar una postura definida: el norte industrializado tiene la responsabilidad histórica y debe actuar primero.

“Si soy un gran emisor de gases de efecto invernadero, mi responsabilidad es diferente a quien no aporta o comienza a aportar”, afirmó el viceministro de Ordenación y Administración Ambiental, Sergio Rodríguez. Según Rodríguez, el gobierno de Hugo Chávez se plegará en Copenhague a la posición del G-77, al igual que Argentina.

“No tenemos un peso propio como país emisor y tampoco pisamos fuerte en esta negociación”, dijo el director de Cambio Climático de la secretaría de Ambiente de Argentina, Nazareno Castillo.

Otros países, como Uruguay y Chile, no han anunciado metas concretas de reducciones de emisiones GEI, pero sí han validado las acciones de mitigación nacionales apropiadas (NAMA, según sus siglas en inglés), entre las que se incluyen programas de eficiencia energética y la introducción de energías renovables no convencionales.

Para el ministro de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente de Uruguay, Carlos Colacce, este pequeño país sudamericano de 3,3 millones de habitantes ha adoptado una “posición novedosa” ante la cumbre de Copenhague, porque si bien apoya la postura del G-77, está tomando medidas propias para reducir sus emisiones de GEI, “aún sin recibir fondos de los países desarrollados para realizar esta tarea”.

6 de diciembre de 2009

Copenhague: los campesinos pueden enfriar el planeta y alimentarlo

La Jornada, México, 5 de diciembre 2009

Silvia Ribeiro*


En las próximas semanas se reunirá en Copenhague, Dinamarca, la Convención sobre Cambio Climático de Naciones Unidas. El ambiente está caliente, tanto entre los bloques de negociadores oficiales, como en las organizaciones y movimientos, que por primera vez acudirán en decenas de miles al lugar de reunión. No es para menos, el cambio climático es devastador y sus efectos serán cada vez peores, informan los científicos. El tema toca puntos neurálgicos de la civilización petrolera, al mostrar que el sistema industrial del último siglo ha ido destruyendo la vida de la gente y del planeta, en forma irreparable si no lo frenamos ya.

Pese a ello, la vasta mayoría de los gobiernos siguen empeñados en no atacar las causas reales del cambio climático, empujando en su lugar falsas soluciones, basadas en enfoques de mercado y nuevas tecnologías cada vez más peligrosas, que en lugar de mejorar la situación, la empeoran. El tema de la agricultura y alimentación es un claro ejemplo de ello. Los negociadores de cambio climático lo ven como un problema (la agricultura industrial es responsable de un altísimo grado de emisiones de gases de efecto invernadero) pero sobre todo como un campo para ampliar los mercados de carbono, paradójicamente, aumentando la agricultura industrial y sus impactos. Hay propuestas y presiones empresariales para lograr apoyos nuevos a actividades altamente destructivas social y ambientalmente, como monocultivos de árboles y soya transgénica, grandes instalaciones de cría de animales confinados, proyectos masivos de biochar o carbón vegetal (producir masa vegetal para quemarla y enterrarla como carbón en los suelos), entre otras.

Al otro extremo, movimientos como La Vía Campesina, tienen claras las causas y las combaten día a día, pero también presentan soluciones: la agricultura campesina y la producción de pequeña escala puede enfriar el planeta –y lo está haciendo–, además de alimentar a la mayoría de la humanidad.

Un reciente informe del Grupo ETC (¿Quién nos alimentará? www.etcgroup.org/es) analiza estos aspectos y plantea una serie de preguntas claves frente a las crisis climática y alimentaria.

Por un lado, las trasnacionales nos quieren hacer creer que los sistemas alimentarios son una cadena industrial que comienza con Monsanto como dueña de las semillas en un extremo y WalMart como paradigma de los supermercados en el otro, cada vez más industrializado y centralizado. Afirman que sólo ellos podrán alimentar a la población mundial creciente y enfrentar el caos climático, con sus variedades transgénicas y producción masiva y uniformizada. Exigen que los gobiernos sigan apoyando sus patentes, sus tecnologías contaminantes y sus oligopolios de mercado, haciendo la vista gorda a los impactos climáticos y de salud que provocan –que afirman van a absorber con más tecnología, más patentes y más libre comercio.

Por otro lado, la realidad es que los sistemas alimentarios del mundo no son cadenas sino redes, donde muchas personas, actividades, culturas y funciones convergen e intercambian. Más de 85 por ciento de los alimentos son producidos cerca de donde se consumen, a nivel local, regional o al menos nacional, y la mayoría gracias a campesinos y productores de pequeña escala, a indígenas, pescadores artesanales, pastores nómadas y pequeños horticultores urbanos, que en conjunto son más de la mitad de la población mundial, pero alimentan a muchísimos más y llegan a quienes más lo necesitan. Por sus formas de manejo no emiten gases de efecto invernadero sino que los absorben, ahorran agua, conservan los suelos y una enorme diversidad de cultivos, animales domésticos y peces, que son la clave de las adaptaciones necesarias frente a las crisis climáticas. Además, si se toma en cuenta todos los elementos que producen, crecen y recolectan en las pequeñas fincas y no sólo el rendimiento de un determinado cultivo por hectárea, el volumen de alimentos producidos es mucho mayor, más variado y nutritivo que en cualquier monocultivo industrial.

Un artículo de Grain resalta otro aspecto fundamental, relacionado: el cuidado (o destrucción) del suelo y su relación con el cambio climático. (Cuidar el suelo, Biodiversidad 62, www.grain.org/biodiversidad/?id=459) El uso del fertilizantes químicos y otros agrotóxicos, conlleva necesariamente la destrucción de la vida microbiana del suelo y ha sido reconocido como un importante factor de emisiones de gases de efecto invernadero. Los fertilizantes sintéticos, además de lo que emiten, destruyen la capacidad del suelo de captar y almacenar carbono. El artículo presenta un cálculo cuidadoso y realista de cómo si se recupera y estimula la incorporación de materia orgánica al suelo, a partir de prácticas agrícolas, pecuarias y pastoriles de pequeña escala, con diversidad cultural, geográfica y de manejo, resultaría en una importante reducción de emisión de gases de efecto invernadero, pero además tendría el potencial de con el tiempo, absorber las dos terceras partes del exceso de gases de efecto invernadero de la atmósfera, siendo la medida más importante propuesta hasta el momento.

La Vía Campesina y otros movimientos estarán en Copenhague para presentar estas realidades y confrontar a los gobiernos y empresas que quieren que sigamos creyendo que sin sus cadenas no tenemos futuro. La verdad es que solamente sin ellas podremos enfrentar las crisis en que nos han metido.

*Investigadora del Grupo ETC

www.etcgroup.org

5 de diciembre de 2009

DOCUMENTO DE CAN-LA HACIA LA COP 15

Surge del Taller Regional de CAN-LA del 19 y 20 de noviembre de 2009 realizado en Buenos Aires, República Argentina, basado en posiciones de CAN.

El Cambio Climático está aquí, ahora, y es una cuestión de supervivencia para la humanidad y el ambiente. Desde el IV Informe de Evaluación del IPCC, la evidencia científica señala que los impactos del cambio climático en América Latina son y serán mucho más graves de lo previsto afectando principalmente a los países más pobres y vulnerables de la región. Entre los principales efectos adversos identificamos: el aumento del nivel del mar, huracanes, sequías, inundaciones, retracción de glaciares, pérdida de biodiversidad, incendios forestales, entre muchos otros.

Los estudios de los últimos años, en particular el informe Stern, señalan que los costos por la inacción en materia de mitigación y adaptación aumentarán de manera significativa, inhibiendo además nuestra capacidad para mantener el aumento de la temperatura media de la Tierra por debajo de 1,5 °C.

En consecuencia, el acuerdo de Copenhague debe guiarse por los siguientes principios:

• Coherencia con una trayectoria clima que nos da una alta probabilidad de mantener el calentamiento por debajo del nivel peligroso de 1,5 °C. Las concentraciones de gases de efecto invernadero deben reducirse en última instancia a 350 ppm de dióxido de carbono equivalente, CO2 eq. Esto requiere que las emisiones mundiales tengan un pico (máximo) en el 2011 y la rápida disminución hacia el 100% por debajo de los niveles de 1990 para el 2050,
• La responsabilidad y la equidad entre países desarrollados y países en desarrollo. Esto comprende la deuda ecológica generada por la sobreutilización del sistema climático como sumidero calculada en términos históricos y per cápita, como la presentada, por ejemplo, en la propuesta de Bolivia.

Los países desarrollados tienen una doble obligación: compromisos cuantificados para reducir las emisiones y apoyo a los países en desarrollo con recursos para la adaptación y en sus esfuerzos por apartarse sustancialmente del crecimiento previsto en el escenario tendencial de las emisiones:

• El conjunto de los países deben adoptar un objetivo de reducción total de más de 40% en 2020 por debajo de los niveles de 1990. Los objetivos nacionales deben ser derivados de este objetivo global.

 • Los países desarrollados deben comprometerse a aportar al menos 200 mil millones dólares americanos de financiación y tecnología a los países en desarrollo que cubra los costos de acuerdo a sus medidas apropiadas a nivel nacional mensurables, comunicables y verificables (MRV).

• Las acciones de mitigación en los países en desarrollo según sus capacidades debería llevar a una desviación sustancial del crecimiento de las emisiones.

FOROBA

Información de Prensa sobre Cambio Climático
 
El Foro del Buen Ayre -FOROBA- presentó ante la opinión pública las conclusiones de su Taller Nacional sobre Cambio Climático

El FOROBA, integrado por Organizaciones No Gubernamentales de Argentina y países limítrofes interesadas por el cambio climático, presento a las autoridades Nacionales, Provinciales, Municipales y a la  opinión pública en general, las conclusiones de su Taller Nacional sobre Cambio Climático. En el mismo se trató y aprobó la Agenda Local Climática sobre este trascendente tema ambiental como también el documento a ser presentado en la próxima Cumbre sobre Cambio Climático que se desarrollara en Copenhagen desde el 7 al 18 de este mes. En el mismo orden promovió la realización, por primera vez en Argentina del Taller Regional latinoamericano de la (CAN-LA) (1)

           La Agenda Nacional sobre el Cambio Climático esta compuesta por los siguientes documentos que tratan sobre, Glaciación y aguas, Bosques y Deforestación, Consumo, Educación, Vulnerabilidad y adaptación - Residuos Sólidos Urbanos, Biomasa, Combustibles y Desertificación.

SINTESIS DE LAS PROPUESTAS TEMATICAS AMBIENTALES y CLIMATICAS
a) El documento Glaciación y Aguas, trato sobre todos los tipos y condiciones que se conocen y aceptan sobre glaciares y su condición de fuente de agua purísima, muy escasa actualmente a nivel mundial y efectuó importantes recomendaciones al respecto a fin de preservar este valiosísimo patrimonio natural.

b) Respecto de los Bosques y la Deforestación a están siendo sometidos, el FOROBA reconoce como (tardío) avance, la sanción de la Ley de Presupuestas Mínimos de Protección ambiental de los Bosques Nativos, y exhorto a las autoridades competentes que agoten todos sus esfuerzos en alcanzar su activa implementación en todo el territorio nacional.

c) Sobre el modelo capitalista de consumo y producción, se considero como la principal causa de la degradación ambiental y del cambio climático, lo que implica la necesidad de cambios en el paradigma del consumo de toda la población mundial

d) En la misma línea y respecto de la Educación, el FOROBA propone consolidar un trabajo que promueva el diseño de estrategias y modos alternativos de intervención de los distintos agentes que participan en el Cambio Climático, sostiene que se hace indispensable unir prácticas, costumbres, conocimientos científicos y saberes populares.

e) Dada la situación crítica global y las graves fluctuaciones climáticas que advierten de la necesidad de actuar prontamente, se trato como tema preocupante la Vulnerabilidad y Adaptación de la sociedad ante  sucesos climáticos extremos y propusieron actualizar los sistemas de alerta temprana integrados en una red nacional, con fondos e insumos preventivos propios y rediseñar la infraestructura para las nuevas condiciones climáticas, por caso el cambio de recurrencia de inundaciones y reconocer derechos a los afectados por cambio climático como el establecimiento de la categoría de victima de cambio climático y refugiado climático.

f) Un tema de especial tratamiento fue el de los Residuos Sólidos Urbanos y la biomasa, concluyendo en la necesidad de minimizar el enterramiento mediante el reciclado, tratamiento de la fracción orgánica, mediante por ej.: biodigestores anaeróbicos, sin sujeción a que el sea económicamente rentable, sino que esta debe ser una acción en procura de soluciones ambientales sustentables y encaminar el mecanismo de producción limpia.

g  La problemática de los combustibles, en especial la promoción de los biocombustibles contiene un “contiene un debate sin saldar” sostienen desde el FOROBA, en razón de que implica en realidad la  explotación de recursos tales como agua, suelo y aire que la humanidad aplica actualmente para producir alimentos. La competencia entre el agrocombustible y la provisión de alimentos es esperable en disponibilidad y precio, condicionando el acceso a los alimentos de la mayoría de la población. .

h) Otro tema candente analizado por el FOROBA fue el de la Desertificación, un fenómeno creciente en el mundo y del que Argentina no esta eximida. “Las causas y los efectos del cambio climático y la desertificación se relacionan y ambas tienen un impacto directo en términos sociales, económicos y políticos ya que los procesos de cambio climático y de desertificación se influencian mutuamente” afirmaron quienes analizaron el tema.

           Dado que los problemas ambientales no reconocen fronteras políticas, el FOROBA dispuso la elevación de un documento, que refleja estos puntos a la próxima Convención sobre Cambio Climático, COP 15. Además realizo recomendaciones respecto a la posición que nuestro país debería promover en la COP 15 para destrabar las negociaciones, seriamente comprometidas por la actitud de los países centrales. El FOROBA ya había realizado un documento al respecto que fue censurado y no publicado por la Secretaria de Ambiente y Desarrollo Sustentable argentina, el marcaba una clara posición al respecto.

           En el mismo orden el FOROBA promovió y realizó en Buenos Aires un Taller Regional Latinoamericano, en el que se asumieron posturas semejantes a las argentinas, las que tambien serán elevadas a la COP 15. Además el FOROBA, en la persona de su Secretario Ejecutivo, Dr., Miguel Ángel Rementeria forma parte del Comité Reorganizador responsable de, en un año normalizar las actividades de CAN Latinoamericano.(1)

           Todas estas posiciones tienden a que los negociadores gubernamentales, elaboren una agenda clara y concreta sobre el Cambio Climático que involucre a los diversos sectores sociales interesados en la materia y que, de la misma Kurgan políticas públicas transversales que no se circunscriba sólo al área ambiental, sino no tambien a todas las actividades que influyen sobre la misma.

           Por su parte, el Dr. Miguel Ángel Rementeria, Secretario Ejecutivo del FOROBA, no dudo en afirmar que “el tratamiento que se da el fenómeno del Cambio Climático a nivel nacional e internacional es absolutamente inapropiado y se aleja de la búsqueda de soluciones al mismo “ razón por la cual agrego, “es necesario trabajar rápidamente para revertir este panorama que alarma a la humanidad “ y que para esto, “es sustancial el rol y responsabilidades de los Estados, que deben prestar especial atención al desinteresado y concreto aporte de la ciudadanía”, concluyó Rementería..

Prensa: INICIATIVA RADIAL
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Entrevistas  Dr. Miguel Ángel Rementería
Secretaría del Foro del Buen Ayre
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NR: Acompañamos documento Taller Nacional sobre Cambio Climático
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(1) Por mayor información sobre el CAN-LA consultar http://www.can-la.org

1 de diciembre de 2009

La naturaleza social del cambio climático

Julio C. Postigo1, CEPES, Perú
Grupo de Trabajo sobre Desarrollo Rural de ALOP

El CAMBIO CLIMÁTICO se define como la variación, estadísticamente significativa, de los promedios climáticos y/o de la variabilidad de sus propiedades sostenida por una década o más tiempo2. Si bien es cierto esta definición es ampliamente aceptada, las discrepancias se presentan en lo referido a la causalidad del cambio climático.

El Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC) sostiene que las causas del cambio climático son internas y externas, y que estas últimas pueden ser naturales o de origen humano. La Convención Marco sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas (UNCFCC) entiende el cambio climático como los cambios en el clima causados, directa o indirectamente, por la actividad humana que altera la composición atmosférica global y contribuye a la variabilidad climática natural percibida en periodos de tiempo comparables3. Es así que mientras el IPCC mantiene las causas en los ámbitos de la naturaleza y la sociedad, la UNCFCC las atribuye a perturbaciones humanas directas o indirectas. La importancia de la atribución de causalidad está en que indica las orientaciones de las acciones de mitigación y los aspectos sobre los que dichas acciones operarán.

El clima de la tierra muestra variaciones en cualquier escala temporal que sea analizada. Las variaciones que datan de más de tres centurias se atribuyen a procesos naturales, mientras que el cambio climático moderno—i.e. los últimos trescientos años— ha sido causado por la actividad humana, fundamentalmente por el incremento de la concentración de gases de efecto invernadero (GEI) debido al uso de combustibles fósiles. Más aún, el calentamiento de la parte final del siglo XX no tiene precedentes en los últimos 2000 años, y esto sólo se puede atribuir a la actividad de la sociedad humana4.

Es preciso, pues, analizar los últimos trescientos años de la actividad humana para entender los procesos que han llevado a nuestras actuales condiciones. La revolución industrial, ocurrida en la segunda mitad del siglo XVII, representa la transformación crucial para que las fuerzas productivas desaten sus capacidades y el hombre se vuelva capaz de realizar procesos productivos en cada vez menores unidades de tiempo5. De esta manera, se despierta una voracidad por los recursos que se encuentran en la naturaleza y que han de ser convertidos en mercancías para el creciente mercado mundial. Este es el génesis de una nueva, única e históricamente determinada, relación entre la naturaleza y la sociedad, donde ésta transforma aquélla con una lógica productiva cuyo objetivo es la incesante acumulación y la generación de ganancias.

La revolución industrial, en los orígenes del capitalismo, conlleva a un conjunto de transformaciones del planeta, entre las que podemos mencionar la explosión demográfica6, la urbanización7, la deforestación8, y cambios en el uso del suelo9, todos los cuales inician la creciente concentración de los GEI con los negativos impactos en la biodiversidad de diferentes biomas10. “Entre 1970 y 2004, las emisiones mundiales de CO2, CH4, N2O, HFCs, PFCs y SF6, medidas por su potencial de calentamiento mundial (PCM), se han incrementado en un 70% (24% entre 1990 y 2004)”11; en estos mismos periodos el CO2 se incrementó alrededor de 80% y 28% respectivamente y constituyó el 77% de las emisiones de GEI del 2004. En los 34 años arriba indicados, fue el sector de suministro de energía en el que más se incrementaron las emisiones directas de GEI (145%); transporte en 120%; industria en 65%; y usos del suelo, cambios de dichos usos y silvicultura en 40%. En las dos décadas entre el 1970 y el 1990, se incrementaron las emisiones directas de GEI de la agricultura y la construcción en 27% y 26% respectivamente12.

Los modelos y las simulaciones climáticas no sólo presentan incertidumbres significativas en las estimaciones de los cambios en variables como la temperatura y la precipitación y en el modelamiento de los efectos del cambio climático a escalas menores13, sino que es necesario incorporar, a nivel del funcionamiento de los modelos, tanto las interacciones entre la naturaleza y la sociedad—e.g., adaptación, retroalimentación— como el rol de otros factores además de las emisiones de GEI14. A nivel de Latinoamérica, la variabilidad climática y los eventos extremos—i.e., lluvias, inundaciones, sequías, granizadas—han venido afectando severamente la región en años recientes, y aunque dicha variabilidad no es nueva, sí lo son los avances tecnológicos en los pronósticos climáticos, que de ser incorporados y/o expandidos en la región mejorarían la calidad de la información climatológica, el monitoreo, la seguridad y bienestar de la población, especialmente si se considera que es probable que se intensifiquen la variabilidad climática y los eventos extremos. Los cambios en los patrones de precipitación—e.g., incremento de lluvias en el SE de Brasil, en las pampas argentinas y en Paraguay han afectados el uso del suelo, la producción agrícola, además de provocar mayores y más frecuentes inundaciones. Por otro lado, se registra la disminución de las lluvias en el sur del Perú y Chile, el SO argentino y Centroamérica occidental. La temperatura se ha elevado—1° en Meso y Sud América, 0.5° en Brasil—con el consecuente retiro de glaciares, lo cual es crítico en Ecuador, Perú, Bolivia y Colombia, donde ya se presenta escasez de agua sea para consumo o generación de energía. Se espera que esta tendencia se agudice en el futuro, con la posibilidad que la provisión de agua se haga crónica sino se llevan a cabo estrategias de adaptación apropiadas15.

Los cambios en el uso del suelo han llevado a la intensificación tanto de la explotación de los recursos naturales como de la degradación del suelo. La acción humana y el cambio climático producen efectos que en conjunto están provocando la acelerada pérdida de la cobertura natural del suelo; en los últimos 5 años la tasa de deforestación de los bosques tropicales se ha incrementado dramáticamente16.

El cambio climático es pues un proceso atmosférico de naturaleza socioeconómica; capitalismo y calentamiento global no pueden ni deben ser disociados, tanto para alcanzar una comprensión cabal del proceso como para saber en qué aspectos de la realidad hay que concentrar los esfuerzos para mitigar y adaptarnos al cambio global.

1 Investigador del Centro Peruano de Estudios Sociales (CEPES) y candidato a PhD. del departamento de Geografía y Medio Ambiente de la Universidad de Texas en Austin.
2 Solomon, S., D. Qin, M. Manning, Z. Chen, M. Marquis, K. B. Averyt, M. Tignor, y H. L. Miller. 2007. IPCC, 2007: Climate Change 2007: The Physical Science Basis. Contribution of Working Group I to the Fourth Assessment Report of the Intergovernmental Panel on Climate Change. Cambridge, UK; New York, NY, USA: Cambridge University Press.
3 Ibid.
4 Ibid. Mann, M. E. 2007. Climate Over the Past Two Millennia. Annual Review of Earth and Planetary Sciences 35 (1):111-136. Noble, I., J. Parikh, R. Watson, R. Howarth, R. J. klein, A. Abdelkader, y T. Forsyth. 2005. Climate Change. En Ecosystems and Human Well-being: Policy Responses, Volume 3, eds. K. Chopra, R. Leemans, P. Kumar y H. Simons, 373-400. Washington, Covelo, London: Island Press.
5 Hobsbawm, E. J. 1994. Las Revoluciones Burguesas. 8 ed. Barcelona: Guadarrama/ Punto Omega.
6 Demeny, P. 1990. Population. En The Earth as Transformed by Human Action. Global and Regional Changes in the Biosphere over the Past 300 Years, eds. B. L. Turner II, W. C. Clark, R. W. Kates, J. F. Richards, J. T. Mathews y W. B. Meyer, 41-54. Cambridge: Cambridge University Press.
7 Douglas, I. 1994. Human Settlements. En Changes in Land Use and Land Cover: A Global Perspective, eds. W. Meyer y B. L. Turner II, 149-169. Cambridge: Cambridge University Press.
8 Williams, M. 1990. Forests. En The Earth as Transformed by Human Action. Global and Regional Changes in the Biosphere over the Past 300 Years, eds. B. L. Turner II, W. C. Clark, R. W. Kates, J. F. Richards, J. T. Mathews y W. B. Meyer, 179-201. Cambridge: Cambridge University Press.
9 Liverman, D., B. Yarnal, y B. L. Turner II. 2003. The Human Dimensions of Global Change. En Geography in America at the Dawn of the 21st Century, eds. G. L. Gaile y C. J. Willmott, 267-282. Oxford: Oxford University Press.
10 Sala, O. E., F. S. Chapin Iii, J. J. Armesto, E. Berlow, J. Bloomfield, R. Dirzo, E. Huber-Sanwald, L. F. Huenneke, R. B. Jackson, A. Kinzig, R. Leemans, D. M. Lodge, H. A. Mooney, M. Oesterheld, N. L. Poff, M. T. Sykes, B. H. Walker, M. Walker, y D. H. Wall. 2000. Global Biodiversity Scenarios for the Year 2100. Science 287 (5459):1770. Körner, C., M. Ohsawa, E. Spehn, E. Berge, H. Bugmann, B. Groombridge, L. Hamilton, T. Hofer, J. Ives, N. Jodha, B. Messerli, J. Paratt, M. Price, M. Reasoner, A. Rodgers, J. Thonell, M. Yoshino, J. Baron, R. Barry, J. Blais, R. Bradley, R. Hofstede, V. Kapos, P. Leavitt, R. Monson, L. Nagy, D. Schindler, R. Vinebrooke, y T. Watanabe. 2005. Mountain Systems. En Ecosystems and Human Well-being: Current State and Trends, Volume 1, eds. R. Hassan, R. Scholes y N. Ash, 684-716. Washington, Covelo, London: Island Press. Magrin, G., C. Gay García, D. Cruz Choque, J. C. Giménez, A. R. Moreno, G. J. Nagy, C. Nobre, y A. Villamizar. 2007. Latin America. En Climate Change 2007: Impacts, Adaptation and Vulnerability. Contribution of Working Group II to the Fourth Assessment Peport of the Intergovermental Panel on Climate Change, eds. M. L. Parry, O. F. Canziani, J. P. Palutifok, P. J. van der Linden y C. E. Hanson, 581-615. Cambridge, UK: Cambridge University Press.
11 IPCC. 2007. Summary for Policymakers. En Climate Change 2007: Mitigation. Contribution of Working Group III to the Fourth Assessment Report of the Intergovernmental Panel on Climate Change, eds. B. Metz, O. Davidson, P. Bosch, R. Dave y L. Meyer, 851. Cambridge, UK; New York, NY, USA: Cambridge University Press.
12 Ibid.
13 Christensen, J. H., B. Hewitson, A. Busuioc, A. Chen, X. Gao, I. Held, R. Jones, R. K. Kolli, W.-T. Kwon, R. Laprise, V. Magaña Rueda, L. Mearns, C. G. Menéndez, J. Räisänen, A. Rinke, A. Sarr, y P. Whetton. 2007. Regional Climate Projections. En Climate Change 2007: The Physical Science Basis. Contribution of Working Group I to the Fourth Assessment Report of the Intergovernmental Panel on Climate Change, eds. S. Solomon, D. Qin, M. Manning, Z. Chen, M. Marquis, K. B. Averyt, M. Tignor y H. L. Miller, 847-940. Cambridge, UK; New York, NY, USA: Cambridge University Press.
14 Maletta, H., y E. Maletta. 2009. Climate change, agriculture and food security in Latin America and the Caribbean, 304. Buenos Aires / Madrid: Instituto de Investigación en Ciencias Sociales, Universidad del Salvador, Argentina, y Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas, Spain.
15 Magrin, Gay García, Cruz Choque, Giménez, Moreno, Nagy, Nobre, y Villamizar. Latin America.

De cara a la Cumbre del clima en Copenhague

LA MITIGACIÓN Y LA ADAPTACIÓN SON UN PROBLEMA DE SUPERVIVENCIA HUMANA

Gacetilla de prensa
01/12/09

El secretario de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación, Homero M. Bibiloni, clausuró la primera jornada de la Plataforma Nacional para Contribuir al Esfuerzo Global de Mitigación y Adaptación al Cambio Climático organizada por la cartera ambiental y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) realizado en un hotel céntrico de la ciudad de Buenos Aires. Para el funcionario, “la mitigación y la adaptación no es una cuestión semántica sino un problema de supervivencia humana”.
 
Ya hay evidencias -de acuerdo al Informe de Desarrollo Humano del PNUD- de que hacia finales de siglo, el cambio climático provocará 1800 millones de muertes por stress de agua y problemas de malnutrición, cerca de 332 millones de desplazados de las zonas costeras y 600 millones de personas se verán afectadas por caída de la productividad agrícola, entre otros efectos previstos. Y todos ellos tienen el mismo denominador común: perjudicarán en mayor grado a naciones con grandes índices de vulnerabilidad.
 
Argentina emite, según el Inventario de Gases de Efecto Invernadero del año 2000, 238 millones de toneladas de carbono, lo que representa menos del 1 por ciento global.
 
Ante este escenario Bibiloni hizo hincapié en la necesidad de que los países desarrollados definan la creación de un fondo para distribuir entre los países con menos recursos tendientes a implementar acciones de adaptación y mitigación en su territorio. Sin embargo, el funcionario enfatizó que “si no se habla de adaptación primero, nosotros no vamos a compartir los esfuerzos de mitigación” de países cuyos estándares de vida son muy altos y los responsables históricos de la concentración actual de gases en la atmósfera.
 
En este sentido, dijo que “hay que hablar de cuánto dinero está disponible, si es el 0,5 o el 1,5 por ciento del PBI de los desarrollados y qué porcentaje correspondería a la adaptación y cuánto a mitigación”. A ello se suma la reconversión tecnológica que requerirán dichos planes para modelos productivos bajos en carbono. Pero “no cualquier transferencia de tecnología es una panacea”, alertó el secretario al evaluar que ésta debe estar acompañada de capacitación y ser compatible con las necesidades de los países en aras de no generar mayor dependencia.
Hacia el cierre, el titular de la cartera avanzó sobre las responsabilidades comunes pero diferenciadas de todos los gobiernos en el aumento de la temperatura global, que al 2005 llegó a los 0,7 ºC desde la era preindustrial, tanto como sobre la generación de respuestas para revertir el fenómeno. “No se trata de socializar el esfuerzo planetario”, concluyó Bibiloni.
 
El PNUD brinda su apoyo a la Secretaría de Ambiente en la creación de una plataforma nacional para la generación y transferencia de conocimiento que permita posicionar la temática del cambio climático en el diseño de políticas y estrategias de desarrollo y que, al mismo tiempo, integre de manera transversal a todas las áreas de gobierno con incidencia en la temática.
 
En la apertura del encuentro, disertaron, además, la Dra Cecilia Ugaz, Representante Residente Adjunta del PNUD en Argentina, quien realizó un mapa de al situación socioambiental relativa al calentamiento global y una proyección a futuro de sus consecuencias.
Luego, el secretario de Medio Ambiente de la provincia de Mendoza, Guillermo Carmona explicó las políticas intersectoriales que se están llevando a cabo desde la administración mendocina para paliar los efectos, en especial, sobre el sector agrícola. A este respecto, se refirió el secretario de Agricultura, Ganadería Y Pesca, Lorenzo Basso, para quien debe existir una sinergia entre acciones de mitigación y adaptación en pos del desarrollo sustentable partiendo de capacidades y posibilidades locales. “Reducir las emisiones en la agricultura puede traer costos negativos en la productividad y pueden amenazar su competitividad internacional”, indicó Basso.
 
Tras esta disertación, la Dra. Ruth Ladenheim, de la Secretaría de Planeamiento y Políticas del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva explicó los ejes estratégicos para el fomento de innovación tecnológica sobre los que trabaja el organismo señalado.

26 de noviembre de 2009

DECLARACIÓN DE MANAOS SOBRE CAMBIO CLIMÁTICO

El cambio climático constituye uno de los más críticos y urgentes desafíos de la actualidad, que sólo puede ser enfrentado de manera efectiva por intermedio de un esfuerzo global, para el cual cada país contribuya según sus plenas capacidades, en cumplimento del principio de responsabilidades comunes pero diferenciadas. Tal esfuerzo tiene como único ámbito legítimo el marco multilateral global. Puesto que el cambio climático nos afecta a todos, debemos todos tomar parte en los procesos que decide cómo se lidiará con él.

Reafirmamos nuestro compromiso con los principios y disposiciones de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) y de su Protocolo de Kyoto, en particular, con el de responsabilidades comunes pero diferenciadas. El desafío que se nos presenta no requiere redefiniciones del régimen existente, que equilibra adecuadamente derechos y deberes de las diversas naciones, sino que exige que se cumplan plenamente los compromisos acerca de mitigación, adaptación y provisión de medios de implementación asumidos en el proceso de la CMNUCC desde 1992, y los distintos mandatos del Plan de Acción de Bali y del Protocolo de Kyoto en referencia a sus períodos de compromisos subsiguientes.

Intensificaremos nuestro diálogo regional, con el objetivo de obtener un resultado ambicioso, efectivo y equitativo en la 15a Conferencia de las Partes de la CMNUCC, asegurándonos de que él traduzca adecuadamente los intereses de la región y promueva su desarrollo sostenible.

Exhortamos a todos los países desarrollados a reducir significamente sus emisiones, de acuerdo con sus responsabilidades históricas. La adopción de compromisos de reducción cuantificados ambiciosos para el conjunto de sus economías de parte de todos ellos es esencial para que su esfuerzo de mitigación esté al nivel de, al menos, la recomendación de reducción del 40 por ciento del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (GIEC) y compatible con la necesidad de proteger el sistema climático. Exhortamos a todos los países desarrollados, incluyendo las Partes del Anexo I que no son miembros del Protocolo de Kyoto, a presentar números claros, detallados e incondicionales para sus compromisos en la 15ª Conferencia de las Partes de la CMNUCC, considerando que son un elemento clave para permitir un resultado acordado. En ese contexto, apoyamos enérgicamente la continuidad de la eficacia legal del Protocolo de Kyoto, de acuerdo con su artículo 3.9.

Para profundizar las acciones de mitigación y adaptación de los países en desarrollo, el flujo de apoyo financiero y tecnológico nuevo y adicional de los países desarrollados tiene que aumentar significativamente y suficientemente, al corto, mediano y largo plazo. Los compromisos financieros de los países desarrollados acordados bajo la CMNUCC deben ser cumplidos plenamente, lo que es la responsabilidad de los Gobiernos. En ese contexto, el papel de una financiación pública internacional reforzada, más allá de la ayuda oficial al desarrollo, debe jugar un papel central. Por eso, reafirmamos la propuesta del Grupo de los 77 y China según la cual los países desarrollados deben destinar entre 0.5 y 1.0% de su PIB a acciones en clima de parte de los países en desarrollo. Exhortamos a todos los países desarrollados a presentar en la 15ª Conferencia de las Partes de la CMNUCC sus compromisos cuantificados de financiación pública como apoyo a acciones de adaptación y mitigación de parte de países en desarrollo, construcción de capacidades y tranferencia tecnológica, tal y como se acordó en el Plan de Acción de Bali. Nuestros países destacan que eso es una base necesaria y crucial para lograr un resultado acordado en Copenhagen.

Países en desarrollo también deberían contribuir a la lucha global en contra del cambio climático con acciones de mitigación apropiadas a sus realidades nacionales, posibilitadas y apoyadas por recursos financieros internacionales provenientes de países desarrollados y transferencia tecnológica adecuada y oportuna en el contexto de sus políticas de desarrollo económico y social. Un instrumento podría ser creado para proporcionar la medición, comunicación y verificación de acciones y apoyo. Acciones no apoyadas deberían ser internacionalmente reconocidas. Nuestras naciones se esforzarán por garantizar que crecimiento económico sustentable, inclusión social y sostenibilidad climática sean tratados de modo convergente y armonioso.

Se debe lidiar con el cambio climático en el ámbito de un sistema económico internacional abierto y propicio, como indicado en la CMNUCC. Medidas presentadas por países desarrollados como parte de un esfuerzo de mitigación no deben ni engendrar restricciones unilaterales al comercio ni reforzar proteccionismo comercial. De igual modo, todo potencial impacto económico, social o ambiental en países en desarrollo de medidas de respuesta de países desarrollados deberá ser analizado y minimizado.

La adaptación tiene de ser una preocupación crucial en el régimen de cambio climático. Enfatizamos la responsabilidad histórica de los países desarrollados por el cambio climático. Nuestros países, nuestros pueblos y nuestro desarrollo ya están sufriendo su impacto y eso continuará en el futuro. Esa carga adicional generada por el cambio climático es un asunto relevante para todos los países en desarrollo cuya superación exige apoyo internacional suficiente y previsible, por cuestiones de equidad.

La selva amazónica, una de las selvas más pristinas del mundo, cumple funciones necesarias para la vida, posee una riqueza abundante en diversidad cultural y biológica, desempeña papel importante en el sistema climático global y provee servicios ambientales fundamentales. También es la base de la existencia de numerosos grupos indígenas, incluyendo grupos en aislamiento voluntario y comunidades locales. Además, ofrece oportunidades cruciales de desarrollo sostenible a la amplia población que vive en la región y conserva valores culturales y espirituales de pueblos indígenas y comunidades locales. La selva amazónica representa una herencia de nuestros pueblos y de nuestros países. Estamos determinados a protegerla y a utilizar sus recursos de manera sostenible y con respeto a los derechos de los grupos indígenas y comunidades locales, y a los hábitats que ancestralmente han habitado, de acuerdo a la legislación nacional.

La selva amazónica es particularmente sensible y vulnerable a los efectos del cambio climático, lo que amplía nuestra determinación en enfrentarse al tema. Al mismo tiempo, actividades sostenibles relacionadas a la selva proveen opciones efectivas para que se logre mitigación significativa del cambio climático y también la urgente adaptación de personas y ecosistemas a sus impactos negativos. Generar financiamiento adecuado y previsible para tales actividades es crítico. Defendemos la reducción de emisiones por deforestación y degradación forestal, el papel de la conservación, del manejo forestal sustentable y del aumento de resevorios de carbono forestales, dentro del régimen de cambio climático, con ayuda financiera y tecnológica internacional apropiada para cada una de ellas y protección de la diversidad biológica. Las selvas están en el centro de nuestras políticas de mitigación y creemos que deben constituir parte importante del resultado que se alcanzará en Copenhagen.

Los países de la región amazónica saludan la iniciativa de los gobiernos de Brasil y Francia en la búsqueda de soluciones definitivas, mas allá de las actuales negociaciones, al problema del cambio climático.

Actividades del Sector Relaciones Exteriores(27/11/2009)

Argentina y su rol de cara a la COP15

Noticia El Argentino (Buenos Aires)
www.elargentino.com 
26/11/09
 
Desde la era preindustrial, la temperatura media de la Tierra se ha incrementado más de 0,6ºC y se estima que de no implementar acciones concretas para reducir la concentración de gases de efecto invernadero (GEIs) en la atmósfera, por parte de todos los países, el aumento podrá alcanzar entre 1,4ºC y 5,8ºC para el año 2100. Ante este escenario, Argentina participa activamente de las negociaciones internacionales con vistas de alcanzar un acuerdo climático post2012 que rija bajo el principio de las “responsabilidades comunes pero diferenciadas” de todas las naciones en la lucha contra este fenómeno.

“La ausencia de un compromiso cuantitativo de reducción de emisiones de los Estados Unidos, la indefinición de las metas para los países desarrollados en un segundo período de compromiso en el Protocolo y la falta de claridad sobre el tipo de participación de los países en desarrollo con respecto a las acciones de mitigación global son, en la actualidad, objeto de la mayor atención en el ámbito de la negociación internacional”, las responsabilidades son comunes pero diferentes según los países, explica Nazareno Castillo, director de Cambio Climático de la Secretaría de Ambiente de la Nación respecto a lo que se debatirá en la Quinceava Conferencia de las Partes (COP 15) de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático que se realizará a fin de año en Copenhague, Dinamarca.

En el 2012 vence la primera etapa del Protocolo de Kyoto -aprobado y ratificado por 184 países- que impone la reducción de al menos un 5 por ciento de las emisiones de GEIs de los países desarrollados respecto a sus niveles en 1990. Además, según el Plan de Acción de Bali (PAB) redactado durante la COP 13 realizada en Indonesia, las Partes se comprometieron a alcanzar, hacia el 2009, un acuerdo con metas más ambiciosas para mejorar el régimen climático.

El PAB hace foco en cuatro aspectos centrales: acciones de Mitigación, Adaptación, Transferencia de Tecnología y Flujos Financieros de los países industrializados hacia las naciones con menores recursos.

Para estos últimos, dada la vulnerabilidad que presentan y el bajo índice de emisiones que significan en el total global, la adaptación a los nuevos escenarios climáticos debe ser el eje de sus políticas para enfrentar este fenómeno.

En especial, teniendo en cuenta que las comunidades locales no poseen tecnología, infraestructura adecuada y medios idóneos para absorber o amortiguar los efectos de estos impactos.

No es casual que suelan ser “las más vulnerables a todo tipo de cambio en las condiciones de partida”, por lo que es necesario la “articulación con políticas sectoriales”, opina Osvaldo Girardín, Director del Programa de Medio Ambiente y Desarrollo de la Fundación Bariloche y miembro del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC).

Ese contexto conlleva desafíos y oportunidades para la Argentina, donde la base agropecuaria de su economía depende del clima. “Los desafíos se vinculan con la necesidad de orientar los modelos de producción actuales hacia modelos menos intensivos en emisiones” –indica Castillo– y “las oportunidades –agrega– surgen del marco que se geste para apoyar estas transformaciones, incluyendo el apoyo financiero y tecnológico”.

En esa línea, la secretaría de Ambiente de la Nación reunió a autoridades de otras agencias de Estado; representantes de las principales universidades Argentina afronta desafíos, ya que gran parte de su economía depende del clima.

Argentina propuso la creación de un mecanismo que permita de financiación de acciones de adaptación y mitigación que incluya tecnología y desarrollo de capacidades, en los países en vías de desarrollo, por parte de las naciones más ricas.

“Lo nuevo que introduce esta propuesta es que hace foco en las acciones concretas, es decir, solicita la transferencia de tecnología y de fondos destinados a planes específicos que presenten estos países”, explica Gabriel Blanco, Coordinador de Cambio Climático de la SAyDS.

Las iniciativas en adaptación se efectivizarían a partir de un Fondo de Adaptación integrado por los estados responsables históricos de las emisiones.

En tanto, las acciones de mitigación tendrían tres fuentes de financiación: un Fondo de Mitigación para cuestiones estructurales; mecanismos de mercado a través de bonos de carbono y préstamos de organismos multilaterales.

21 de noviembre de 2009

El comercio del CO2 es una nueva forma del colonialismo

Tamra GILBERTSON I Activista contra el «negocio» del carbono
Estadounidense de origen y residente en Gijón, es una de las fundadoras de Carbon Trade Watch, un proyecto del Transnational Institute (TNI), una red internacional de investigadores. Participa en el proyecto desde 2001 y fue una de las fundadoras del Grupo de Durban por la Justicia Climática. Es coautora de «Comercio de emisiones: qué es y por qué no funciona».

Joseba VIVANCO |


Con el enésimo fracaso sobrevolando la inminente cumbre sobre el clima en Dinamarca, esta veterana activista se ha acercado a Bilbo, invitada por Ekologistak Martxan, para hablar sobre un aspecto menos conocido de este debate: ``Copenhague 09-¿Justicia climática o carbonocracia?''

Un activista indio, Soumitra Ghosh, afirmó que «éste es el mercado más absurdo e impensable que la civilización humana haya visto». Se refería al comercio del carbono como una de las medidas para luchar contra el calentamiento global. ¿Qué esconde este nuevo e intangible negocio del CO2?

Bien. En los noventa, Naciones Unidas empezó a luchar contra el cambio climático, hasta llegar al Protocolo de Kyoto. En principio, la intención era reducir los niveles de contaminación a la atmósfera, pero llegaron las presiones de EEUU, Australia y Canadá y con ellas la introducción de mecanismos dirigidos a esa reducción, un mercado de emisiones pero dentro del mercado libre. Europa dijo no al principio, pero luego cedió a las presiones, a Al Gore (sonríe)... Así que el Protocolo incluyó unos mecanismos que permiten, unos, negociar entre los países del Norte la compra-venta de cuotas de carbono, y otros, invertir en proyectos que permitan a las industrias contaminantes del Norte compensar sus emisiones invirtiendo en proyectos limpios en el Sur.

Pero ustedes lo que denuncian es que ésa era la teoría...

Es que, en primer lugar, los límites de emisiones fijados para las empresas no se fijaron a la baja, sino al alza. Las empresas contaminantes, por un lado, gracias a ese negocio de cuotas de carbono entre los países del Norte, están recibiendo mucho dinero, como aquí Iberdrola o Endesa. La otra media, la conocida como Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL), que permite invertir en proyectos limpios en países del Sur, te puedo decir que yo he viajado mucho para ver de cerca estos proyectos, y muchos van dirigidos a seguir explotando petróleo, carbón, hierro. Es otra capa más de problemas para las comunidades de esos países. Esta medida, para los países en el Norte es una luz verde para continuar produciendo carbono. No es una solución para luchar contra el cambio climático. No es una manera de rebajar emisiones, es una forma de continuar explotando los recursos fósiles, cuando lo que habría que hacer es dejarlos donde están, bajo tierra.

Lo que sí parece evidente es que se adoptaron mecanismos de compensación de emisiones, pero no un control.

Así es. Porque quién tiene la responsabilidad de luchar contra el cambio climático... ¿Los países del Sur? No. Lo que estamos asistiendo es a una nueva forma de colonialismo. En la práctica, los Mecanismos de Desarrollo Limpio dan carta blanca para seguir contaminando en el Norte, donde empresas y gobiernos tienen una opción barata para seguir sus negocios, y en el Sur, donde los proyectos MDL que generan la mayoría de créditos garantizan subvenciones a algunas de las empresas más contaminantes del mundo.

Esto siembra dudas sobre si los gobiernos más ricos se creen realmente la lucha contra el calentamiento global o sólo es un lavado de imagen...

Yo creo que hay mucha gente que tiene clara esa lucha, pero no podemos olvidar la enorme presión de las grandes empresas y multinacionales. Sólo hay que fijarse en cumbres últimas como las de Poznan o Bali, había más representantes allí del lobby empresarial que de las ONG. Estas reuniones internacionales, las llamadas COP (Conferencias de las Partes), son más una feria de negocios que una cumbre de Naciones Unidas. Y lo mismo ocurre con la representatividad de los países: en Bali había más de un centenar de delegados de EEUU y sólo dos de Ghana... Detrás de esto hay mucho de dinero y de poder. Por ejemplo, en Panamá, indígenas están luchando contra una hidroeléctrica impulsada con estos fondos, es decir, una hidroeléctrica con su sello verde. Muchas veces el dinero no revierte en la comunidad, sino en hacerse con derechos, recursos, agua... ¿Quién se está beneficiando de todo esto?

Detrás de las políticas contra el calentamiento global hay mucho negocio. ¿No desanima eso a quien enarbola desde los movimientos sociales la lucha contra el cambio del clima?

No. Porque el negocio del comercio de emisiones sólo es una alternativa que no funciona. Pero hay más. Lo importante, más que cumbres como la de Copenhague, que también tienen su valor, son las luchas en cada sitio. Aquí se lucha contra la planta de coke, pero en Ecuador lo hacen contra Repsol. Y en Galicia contra una papelera contra la que también luchan en Uruguay. Y se trata de establecer vínculos entre esas luchas.

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