1 de diciembre de 2009

La naturaleza social del cambio climático

Julio C. Postigo1, CEPES, Perú
Grupo de Trabajo sobre Desarrollo Rural de ALOP

El CAMBIO CLIMÁTICO se define como la variación, estadísticamente significativa, de los promedios climáticos y/o de la variabilidad de sus propiedades sostenida por una década o más tiempo2. Si bien es cierto esta definición es ampliamente aceptada, las discrepancias se presentan en lo referido a la causalidad del cambio climático.

El Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC) sostiene que las causas del cambio climático son internas y externas, y que estas últimas pueden ser naturales o de origen humano. La Convención Marco sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas (UNCFCC) entiende el cambio climático como los cambios en el clima causados, directa o indirectamente, por la actividad humana que altera la composición atmosférica global y contribuye a la variabilidad climática natural percibida en periodos de tiempo comparables3. Es así que mientras el IPCC mantiene las causas en los ámbitos de la naturaleza y la sociedad, la UNCFCC las atribuye a perturbaciones humanas directas o indirectas. La importancia de la atribución de causalidad está en que indica las orientaciones de las acciones de mitigación y los aspectos sobre los que dichas acciones operarán.

El clima de la tierra muestra variaciones en cualquier escala temporal que sea analizada. Las variaciones que datan de más de tres centurias se atribuyen a procesos naturales, mientras que el cambio climático moderno—i.e. los últimos trescientos años— ha sido causado por la actividad humana, fundamentalmente por el incremento de la concentración de gases de efecto invernadero (GEI) debido al uso de combustibles fósiles. Más aún, el calentamiento de la parte final del siglo XX no tiene precedentes en los últimos 2000 años, y esto sólo se puede atribuir a la actividad de la sociedad humana4.

Es preciso, pues, analizar los últimos trescientos años de la actividad humana para entender los procesos que han llevado a nuestras actuales condiciones. La revolución industrial, ocurrida en la segunda mitad del siglo XVII, representa la transformación crucial para que las fuerzas productivas desaten sus capacidades y el hombre se vuelva capaz de realizar procesos productivos en cada vez menores unidades de tiempo5. De esta manera, se despierta una voracidad por los recursos que se encuentran en la naturaleza y que han de ser convertidos en mercancías para el creciente mercado mundial. Este es el génesis de una nueva, única e históricamente determinada, relación entre la naturaleza y la sociedad, donde ésta transforma aquélla con una lógica productiva cuyo objetivo es la incesante acumulación y la generación de ganancias.

La revolución industrial, en los orígenes del capitalismo, conlleva a un conjunto de transformaciones del planeta, entre las que podemos mencionar la explosión demográfica6, la urbanización7, la deforestación8, y cambios en el uso del suelo9, todos los cuales inician la creciente concentración de los GEI con los negativos impactos en la biodiversidad de diferentes biomas10. “Entre 1970 y 2004, las emisiones mundiales de CO2, CH4, N2O, HFCs, PFCs y SF6, medidas por su potencial de calentamiento mundial (PCM), se han incrementado en un 70% (24% entre 1990 y 2004)”11; en estos mismos periodos el CO2 se incrementó alrededor de 80% y 28% respectivamente y constituyó el 77% de las emisiones de GEI del 2004. En los 34 años arriba indicados, fue el sector de suministro de energía en el que más se incrementaron las emisiones directas de GEI (145%); transporte en 120%; industria en 65%; y usos del suelo, cambios de dichos usos y silvicultura en 40%. En las dos décadas entre el 1970 y el 1990, se incrementaron las emisiones directas de GEI de la agricultura y la construcción en 27% y 26% respectivamente12.

Los modelos y las simulaciones climáticas no sólo presentan incertidumbres significativas en las estimaciones de los cambios en variables como la temperatura y la precipitación y en el modelamiento de los efectos del cambio climático a escalas menores13, sino que es necesario incorporar, a nivel del funcionamiento de los modelos, tanto las interacciones entre la naturaleza y la sociedad—e.g., adaptación, retroalimentación— como el rol de otros factores además de las emisiones de GEI14. A nivel de Latinoamérica, la variabilidad climática y los eventos extremos—i.e., lluvias, inundaciones, sequías, granizadas—han venido afectando severamente la región en años recientes, y aunque dicha variabilidad no es nueva, sí lo son los avances tecnológicos en los pronósticos climáticos, que de ser incorporados y/o expandidos en la región mejorarían la calidad de la información climatológica, el monitoreo, la seguridad y bienestar de la población, especialmente si se considera que es probable que se intensifiquen la variabilidad climática y los eventos extremos. Los cambios en los patrones de precipitación—e.g., incremento de lluvias en el SE de Brasil, en las pampas argentinas y en Paraguay han afectados el uso del suelo, la producción agrícola, además de provocar mayores y más frecuentes inundaciones. Por otro lado, se registra la disminución de las lluvias en el sur del Perú y Chile, el SO argentino y Centroamérica occidental. La temperatura se ha elevado—1° en Meso y Sud América, 0.5° en Brasil—con el consecuente retiro de glaciares, lo cual es crítico en Ecuador, Perú, Bolivia y Colombia, donde ya se presenta escasez de agua sea para consumo o generación de energía. Se espera que esta tendencia se agudice en el futuro, con la posibilidad que la provisión de agua se haga crónica sino se llevan a cabo estrategias de adaptación apropiadas15.

Los cambios en el uso del suelo han llevado a la intensificación tanto de la explotación de los recursos naturales como de la degradación del suelo. La acción humana y el cambio climático producen efectos que en conjunto están provocando la acelerada pérdida de la cobertura natural del suelo; en los últimos 5 años la tasa de deforestación de los bosques tropicales se ha incrementado dramáticamente16.

El cambio climático es pues un proceso atmosférico de naturaleza socioeconómica; capitalismo y calentamiento global no pueden ni deben ser disociados, tanto para alcanzar una comprensión cabal del proceso como para saber en qué aspectos de la realidad hay que concentrar los esfuerzos para mitigar y adaptarnos al cambio global.

1 Investigador del Centro Peruano de Estudios Sociales (CEPES) y candidato a PhD. del departamento de Geografía y Medio Ambiente de la Universidad de Texas en Austin.
2 Solomon, S., D. Qin, M. Manning, Z. Chen, M. Marquis, K. B. Averyt, M. Tignor, y H. L. Miller. 2007. IPCC, 2007: Climate Change 2007: The Physical Science Basis. Contribution of Working Group I to the Fourth Assessment Report of the Intergovernmental Panel on Climate Change. Cambridge, UK; New York, NY, USA: Cambridge University Press.
3 Ibid.
4 Ibid. Mann, M. E. 2007. Climate Over the Past Two Millennia. Annual Review of Earth and Planetary Sciences 35 (1):111-136. Noble, I., J. Parikh, R. Watson, R. Howarth, R. J. klein, A. Abdelkader, y T. Forsyth. 2005. Climate Change. En Ecosystems and Human Well-being: Policy Responses, Volume 3, eds. K. Chopra, R. Leemans, P. Kumar y H. Simons, 373-400. Washington, Covelo, London: Island Press.
5 Hobsbawm, E. J. 1994. Las Revoluciones Burguesas. 8 ed. Barcelona: Guadarrama/ Punto Omega.
6 Demeny, P. 1990. Population. En The Earth as Transformed by Human Action. Global and Regional Changes in the Biosphere over the Past 300 Years, eds. B. L. Turner II, W. C. Clark, R. W. Kates, J. F. Richards, J. T. Mathews y W. B. Meyer, 41-54. Cambridge: Cambridge University Press.
7 Douglas, I. 1994. Human Settlements. En Changes in Land Use and Land Cover: A Global Perspective, eds. W. Meyer y B. L. Turner II, 149-169. Cambridge: Cambridge University Press.
8 Williams, M. 1990. Forests. En The Earth as Transformed by Human Action. Global and Regional Changes in the Biosphere over the Past 300 Years, eds. B. L. Turner II, W. C. Clark, R. W. Kates, J. F. Richards, J. T. Mathews y W. B. Meyer, 179-201. Cambridge: Cambridge University Press.
9 Liverman, D., B. Yarnal, y B. L. Turner II. 2003. The Human Dimensions of Global Change. En Geography in America at the Dawn of the 21st Century, eds. G. L. Gaile y C. J. Willmott, 267-282. Oxford: Oxford University Press.
10 Sala, O. E., F. S. Chapin Iii, J. J. Armesto, E. Berlow, J. Bloomfield, R. Dirzo, E. Huber-Sanwald, L. F. Huenneke, R. B. Jackson, A. Kinzig, R. Leemans, D. M. Lodge, H. A. Mooney, M. Oesterheld, N. L. Poff, M. T. Sykes, B. H. Walker, M. Walker, y D. H. Wall. 2000. Global Biodiversity Scenarios for the Year 2100. Science 287 (5459):1770. Körner, C., M. Ohsawa, E. Spehn, E. Berge, H. Bugmann, B. Groombridge, L. Hamilton, T. Hofer, J. Ives, N. Jodha, B. Messerli, J. Paratt, M. Price, M. Reasoner, A. Rodgers, J. Thonell, M. Yoshino, J. Baron, R. Barry, J. Blais, R. Bradley, R. Hofstede, V. Kapos, P. Leavitt, R. Monson, L. Nagy, D. Schindler, R. Vinebrooke, y T. Watanabe. 2005. Mountain Systems. En Ecosystems and Human Well-being: Current State and Trends, Volume 1, eds. R. Hassan, R. Scholes y N. Ash, 684-716. Washington, Covelo, London: Island Press. Magrin, G., C. Gay García, D. Cruz Choque, J. C. Giménez, A. R. Moreno, G. J. Nagy, C. Nobre, y A. Villamizar. 2007. Latin America. En Climate Change 2007: Impacts, Adaptation and Vulnerability. Contribution of Working Group II to the Fourth Assessment Peport of the Intergovermental Panel on Climate Change, eds. M. L. Parry, O. F. Canziani, J. P. Palutifok, P. J. van der Linden y C. E. Hanson, 581-615. Cambridge, UK: Cambridge University Press.
11 IPCC. 2007. Summary for Policymakers. En Climate Change 2007: Mitigation. Contribution of Working Group III to the Fourth Assessment Report of the Intergovernmental Panel on Climate Change, eds. B. Metz, O. Davidson, P. Bosch, R. Dave y L. Meyer, 851. Cambridge, UK; New York, NY, USA: Cambridge University Press.
12 Ibid.
13 Christensen, J. H., B. Hewitson, A. Busuioc, A. Chen, X. Gao, I. Held, R. Jones, R. K. Kolli, W.-T. Kwon, R. Laprise, V. Magaña Rueda, L. Mearns, C. G. Menéndez, J. Räisänen, A. Rinke, A. Sarr, y P. Whetton. 2007. Regional Climate Projections. En Climate Change 2007: The Physical Science Basis. Contribution of Working Group I to the Fourth Assessment Report of the Intergovernmental Panel on Climate Change, eds. S. Solomon, D. Qin, M. Manning, Z. Chen, M. Marquis, K. B. Averyt, M. Tignor y H. L. Miller, 847-940. Cambridge, UK; New York, NY, USA: Cambridge University Press.
14 Maletta, H., y E. Maletta. 2009. Climate change, agriculture and food security in Latin America and the Caribbean, 304. Buenos Aires / Madrid: Instituto de Investigación en Ciencias Sociales, Universidad del Salvador, Argentina, y Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas, Spain.
15 Magrin, Gay García, Cruz Choque, Giménez, Moreno, Nagy, Nobre, y Villamizar. Latin America.

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